¿Conoces esa sensación cuando escuchas los temas nuevos de una banda a la que no has prestado mucha atención nunca, te vuelan la cabeza y te preguntas por qué coño no les habías escuchado con detenimiento antes? ... Pues a mi no me va a pasar eso con lo nuevo de los Crawlies porque desde que escuché sus primeros temas vengo advirtiendo del talento de este trio zaragozano y como buen pedante insoportable que soy ahora vengo y te suelto aquello de "ya te lo dije".
Estos cuatro temas que te dispones a disfrutar conforman su tercer 7", el primero para la disquera cacereña Wild Cave - hogar de reputados degenerados cavernícolas de todo el planeta – y les consolidan como uno de los grandes nombres emergentes a seguir si hablamos de garage-rock y sonidos aledaños, no solo a nivel nacional sino continental.
Sus temas supuran amor por el garage 60's clásico pero añaden esa oscura mala hostia del revival 80's que te eriza el vello recordando la fuerza adolescente de unos Gruesomes o unos Morlocks pero ¡no se quedan ahi!
Los Crawlies demuestran tener además una finura no siempre presente en los combos de este estilo para añadir agridulces filigranas guitarreras en los cortes de ritmo más lento que les acercan a maestros del medio tiempo como Cynics o Miracle Workers, prueban su versatilidad repartiendo bofetadas de r&b-punk dignas de unos Crimson Shadows y son capaces de acercarse al garagepowerpop con nota haciendo que me humedezca recordando a unos Stems o a los infravalorados Sick Rose por ejemplo.
Su nuevo ep es poderoso ejemplo de todo eso que os comento, más potentes y sueltos que nunca, con las composiciones perfectamente acabadas – se nota la mano del gran Mike Mariconda - y un sonido propio cada vez más reconocible que aderezan con novedades como el estreno en la lengua de Cervantes y ese chulesco a la par que adictivo "Maldita Rosa" de ritmo cañí y guiño a Love que pide a gritos que Juanito Wau se suba a cantarlo con ellos en alguna de sus próximos presentaciones.
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